viernes, 22 de junio de 2007

Escuchar y sentir el latido del ÚTERO

Como el sonar de una campana al amanecer, así son los escritos de Casilda Rodriganez, quien con su lucidez y agudeza nos despierta abruptamente de la inercia del statu quo. Con gran maestría nos trae de vuelta el principio de la vida y nos lleva a enfrentar y observar con los ojos muy abiertos esa sensación de que “el mundo funciona al revés” mostrándonos cómo la vida ha estado siendo sepultada día a día y dándonos precisas claves para no dejarnos sepultar por el manto gélido de la muerte que se ejerce a través del poder patriarcal.

Aquí les dejo un extracto de un texto en el cual nos lleva a recuperar nuestro latido de vida.

La recuperación de la sexualidad de la mujer:

Escuchar y sentir el latido de Útero.

La civilización patriarcal cambia el principio de la vida por el de la muerte, y por eso ha tenido en el cuerpo femenino su principal enemigo y su objetivo estratégico central; Romeo de Maio decía que la historia del cuerpo femenino, en nuestra civilización, es una Ilíada de sufrimientos: En el Génesis también se ordena la destrucción de la serpiente (el símbolo de la sexualidad de la mujer) y la prohibición de su conocimiento. Porque si la mujer pare sin deseo y con dolor, y si se aparta de ella a la criatura en el momento del alumbramiento (para cortar el deseo y la producción hormonal que regularía el acoplamiento de ambas), la criatura queda privada de la carga de energía que le corresponde a su integridad humana, al tiempo que la madre queda insensibilizada; insensibilizada ante los deseos y ante el sufrimiento de su prole; es decir, capacitada para realizar las funciones nutricias maternas de manera fría y aséptica, con la disciplina y la represión establecidas en el orden social.

El parto será doloroso mientras las reglas de las adolescentes sean dolorosas, es decir, mientras no exista una cultura que restablezca la unidad psicosomática del cuerpo de la mujer: es decir, que respete, cultive y de conciencia a la mujer de su condición, de su sexo, de su sexualidad, de lo que en realidad es. Una cultura que reconozca y nombre el latido del útero como el latido de la vida. A menudo decimos que el parto actualmente es una violación del cuerpo de la mujer, como lo es el coito cuando la mujer no lo desea, cuando no opera el deseo y se realiza en estado de rigidez, de sequedad, con desgarros.

Para la recuperación de la sensibilidad uterina y de la sexualidad de la mujer, las madres tenemos que explicar a nuestras hijas desde pequeñas que tienen un útero, para qué sirve y cómo funciona.

Las mujeres tenemos que poner en funcionamiento nuestro neocortex para que nuestra conciencia asuma y asimile el útero; para que lo reintegremos en la percepción de nuestro cuerpo; para recomponer nuestro cuerpo despiezado y que fluya la corriente de sensibilidad entre el útero y la conciencia.

Tenemos que aprender a escuchar y a sentir el latido del útero; practicar la visualización y la concentración en el útero; y también recuperar la cultura arcaica y su mundo simbólico que han definido y expresado la verdadera sexualidad femenina y la regeneración de la vida.

Ana Cachafeiro y Casilda Rodrigáñez

extraido de: http://www.casildarodriganez.org/artics.html

sábado, 2 de junio de 2007

Visión Sufi de la Espiritualidad Femenina

Este es un extracto de una entrevista a Irina Tweedie “una Anciana Sabia" del sendero Sufí. En el cual nos muestra su visón sobre las sutilezas de la Espiritualidad Femenina.

-por Myrtle Heery, Yoga Journal, Mayo/Junio 1986-

En su libro El abismo de fuego, usted habla sobre la diferencia que existe entre el viaje espiritual del hombre y de la mujer. ¿Podría explicar esa diferencia, por favor?

La energía creativa del Absoluto, de Dios, funciona de un modo completamente distinto en el hombre que en la mujer. El varón usa su energía creativa para la procreación -- que se manifiesta en forma de semen en el hombre. Pero nosotras las mujeres, llevamos (o más bien conservamos) la energía del Absoluto en nuestros chakras. Ya la tenemos dentro de nosotras y desde el punto de vista espiritual no necesitamos tener nada más. Consecuentemente, para los hombres es más difícil alcanzar un nivel espiritual porque la energía sexual debe ser transmutada en otra cosa.

Para nosotras las mujeres eso no es necesario en absoluto. Lo que es importante es no atarnos a las cosas materiales. Nosotras 'creamos' seres humanos. El ser humano nace de nuestro interior -- se alimenta de nuestra sangre, de nuestras sustancias corporales -- y realmente es parte, no solamente de nuestra psique sino también de nuestro cuerpo. El varón contribuye con la chispa, nosotras ponemos todo lo demás. Para nosotras, la seguridad, el dinero, la protección, el hogar, el alimento y sobre todo alguien que nos cuide, como un hombre (que es quien generalmente lo hace), son de extrema importancia. Para nosotras la renuncia no consiste en tratar de abandonar esas cosas. La única cosa que necesitamos es no atarnos, es des-identificarnos. Esa es la verdadera renuncia y es lo que más nos cuesta.

Extraído de: http://www.goldensufi.org/A-Yoga_del_corazon.html