domingo, 13 de enero de 2008

Claudio Naranjo y la Raiz del Mal

Claudio Naranjo es sin duda uno de los hombres sabios nacidos en esta larga y angosta faja de Tierra. Visionario psiquiatra chileno y concienzudo buscador espiritual. Nos ha brindado, entre otras cosas, una base teórica para la psicología de la Gestalt, así como la difusión y profundidad psicológica de la mística sabiduría del Eneagrama.

A continuación les comparto con mucha emoción extractos de su aún inédito libro, que se llamará “La civilización ¿un mal remediable?” que amorosa y generosamente nos envió para el nacimiento de Conciencia Mujer Solidaridad.

UNA PROBLEMÁTICA COMPLEJA Y SU IGNORADA RAÍZ

EL MALESTAR DE UNA CIVILIZACIÓN EN CRISIS

“(…) Es cierto que no se puede servir a la causa del amor y a la causa de las ganancias al mismo tiempo, pero creo que el énfasis en lo económico tiene el inconveniente de distraernos del hecho de que la comercialización del mundo y de la vida es sólo una de las facetas de una problemática más compleja, y que el conjunto de nuestros principales males –incluyendo los excesos de la violencia, la injusticia, la corrupción, el autoritarismo y otros— procede de una raíz común hasta ahora desatendida. Es mi convicción que todos ellos son manifestaciones de la organización patriarcal de la mente humana y de la sociedad.

Más fundamentalmente, el patriarcado ha sido el obstáculo siempre presente a la salud mental al equilibrio interior, y así la base de la neurosis universal que se viene transmitiendo por contagio a través de las generaciones como una plaga.

Es notorio (y sospechoso) sin embargo, que el mundo académico haya dado tan poca atención al hecho que toda nuestra vida civilizada, con su moralidad y su política, ha sido una creación masculina, y que la opresión de las mujeres, intrínseca a la civilización, ni haya existido desde siempre ni sea universal.

Propongo que podemos ir más lejos si entendemos la tiranía del padre sobre la madre y los hijos no como un síntoma entre otros de la conciencia civilizada, sino como la raíz de la servidumbre, de la disrupción de los vínculos fraternales primordiales, de la violencia, la codicia, el descontento y las características de nuestra neurosis colectiva. (…)”

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